Sustitución total de hombro: Sustitución de hombro y húmero proximal con geometría inversa Mutars (Implantcast)
Visión general
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Después de los pulmones y el hígado, el esqueleto es el lugar más frecuente de enfermedad metastásica. Los cánceres de próstata, mama, pulmón, riñón y tiroides representan el 80% de todas las metástasis esqueléticas. El fémur, la columna vertebral, el húmero, la pelvis, las costillas y el cráneo son, por este orden, los lugares más comúnmente afectados. La prolongada supervivencia de un mayor número de pacientes con cáncer ha dado lugar a un aumento del número de individuos con enfermedad ósea metastásica.
La enfermedad ósea metastásica contribuye en gran medida al deterioro de la calidad de vida de los pacientes con cáncer. Las fracturas patológicas inminentes y reales inician el periodo de cuidados dependientes para muchos de ellos. La mayoría de las lesiones óseas metastásicas se tratan eficazmente con modalidades no quirúrgicas como la radioterapia, la quimioterapia, la inmunoterapia, la terapia hormonal, los isótopos buscadores de hueso y los bifosfonatos.
El tratamiento de las fracturas patológicas con reducción cerrada e inmovilización ha demostrado ser ineficaz. Gainor y Buchert realizaron un estudio de 129 fracturas patológicas de huesos largos en 123 pacientes que habían sido tratados con diversos métodos y seguidos hasta la muerte o al menos un año después de la fractura (Gainor & Buchert, Clinical Orthopaedics and Related Research [01 Sep 1983(178):297-302]). Observaron una curación de la fractura en el 87% (veintiséis) de treinta pacientes que fueron tratados con fijación interna y radioterapia y que sobrevivieron más de seis meses, en comparación con el 57% (trece) de veintitrés pacientes que tuvieron un tiempo de supervivencia similar pero fueron tratados con inmovilización con yeso y radioterapia. Como resultado, esos autores recomendaron el uso de fijación interna y radiación postoperatoria.
Por supuesto, hay excepciones. Los pacientes que tienen un tumor de crecimiento lento que responde a la quimioterapia y la radioterapia (como el mieloma múltiple) y que presentan una fractura patológica de un hueso que no soporta peso pueden ser tratados inicialmente de forma no quirúrgica. El tratamiento quirúrgico puede ser necesario para pacientes con una fractura patológica existente o inminente o con dolor intratable que no responda a ningún procedimiento no quirúrgico.
La intervención quirúrgica para la enfermedad ósea metastásica suele ser un procedimiento paliativo. Los objetivos de la cirugía son lograr el control local del tumor y la estabilidad estructural de la zona tratada quirúrgicamente y restablecer la función lo antes posible. Idealmente, el tratamiento quirúrgico debe permitir la función inmediata y el soporte de peso con la menor morbilidad y rehabilitación posibles. La reconstrucción quirúrgica en pacientes con metástasis óseas también debe ser fiable y duradera de acuerdo con la duración prevista de la supervivencia, que puede ser prolongada en el caso de pacientes con cáncer de mama, próstata o renal. El fracaso en la consecución de uno de estos objetivos suele hacer necesaria una segunda intervención quirúrgica, lo que conlleva un deterioro adicional de una calidad de vida ya comprometida.
Mientras que el tratamiento convencional de las lesiones óseas metastásicas se ha basado en la estabilización intramedular o la fijación interna, seguidas de radioterapia de haz externo, los avances en el tratamiento oncológico de estos pacientes han hecho que cada vez sean más los que sobreviven a estas reconstrucciones. Por ello, en los últimos años se ha extendido el uso de sustituciones endoprotésicas para el tratamiento de las metástasis óseas, especialmente las de buen pronóstico previsto, incluidas las lesiones derivadas de neoplasias hematológicas.
En este capítulo se describe el tratamiento de una paciente que presentaba una fractura patológica por una lesión destructiva del húmero proximal en el contexto de un nuevo diagnóstico de mieloma. Debido al dolor de la fractura y al buen pronóstico del diagnóstico subyacente, se optó, tras discutir las opciones con el paciente, por realizar una escisión y reconstrucción del húmero proximal.
Autor: Michael Parry MD, FRCS Consultant Orthopaedic Surgeon.
Institución: The Royal Orthopaedic Hospital, Birmingham, UK.
Los clínicos deben solicitar aclaraciones sobre si cualquier implante demostrado está autorizado para su uso en su propio país.
En EE.UU.: fda.gov
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En la UE: ema.europa.eu